El tema de este cuadro es querido a los ojos del pintor: la infancia desencantada, el fin de la inocencia. Como puede ver, esta obra de arte representa un oso de peluche que obviamente se ha estropeado. Su apariencia es bastante oscura, fuma y sostiene un cuchillo ensangrentado en una mano. Este símbolo universal de la infancia no se parece a la imagen que tenemos de él: es provocador, peligroso, sanguinario. La ingenuidad dio paso al dolor.