Esta serena pintura de acuarela, que presenta una tranquila mezcla de tonos azules y dorados, evoca un suave amanecer o un suave atardecer. Las delicadas ramas que se elevan hacia el cielo sugieren el final tranquilo de una temporada, mientras que los sutiles detalles dorados añaden un toque de calidez y lujo. Esta obra de arte podría adornar con gracia una sala de estar, aportando una influencia calmante, o podría colocarse en un dormitorio para1
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« Armonía en monocromo: donde el silencio lo dice todo y cada trazo cuenta una historia »